Hace más de 10 años que gran parte de mi trabajo consiste en hablar delante de grupos de personas. Y justamente la formación en habilidades para hablar en público ha sido uno de los ámbitos que más he ido desarrollando gracias a haber impartido decenas de talleres y cursos sobre esta temática.
En todo este tiempo, una de las cosas que más me ha llamado la atención es ver cómo personas que se desenvuelven con total normalidad en una charla “de tu a tu” se transforman cuando tienen a un grupo de personas delante. De repente actúan como si se les hubiera olvidado todo lo que sí saben hacer cuando sólo tienen a una persona de interlocutor.
En otros casos he podido comprobar cómo personas que pueden hablar tranquilamente delante de un grupo en cualquier situación “informal” se bloquean cuando conectan con el contexto “exposición ante un público”. En este caso también se les olvida todo lo que sí saben hacer delante de un grupo de personas en otro contexto.
La realidad es que si sabes hablar, puedes hablar delante de una, dos, diez o cien personas. Si cuando tienes a un grupo de personas delante no sabes acceder a tus habilidades comunicativas es porque consciente o inconscientemente estás haciendo algo en otra dirección, por ejemplo pensar qué estarán pensando los otros de ti o autoevaluándote si lo estás haciendo bien o mal. Si tu atención está puesta en este tipo de pensamientos, tu energía y tu estado resonará con estas ideas de juicio y evaluación. Dicho de otro modo, tu energía no estará disponible para otros recursos más útiles a la hora de hablar en público como la creatividad, la espontaneidad o el humor.
A continuación te dejo 5 aspectos en los que sí deberías enfocarte a la hora de hablar en público.
- Ser natural, ser tu mismo, ser auténtico. En general tenemos un ideal, un modelo de cómo es un buen orador. Seguramente conoces a personas que te gusta como hablan y te gustaría desenvolverte como ellas. Sin embargo, no pierdas de vista que no eres esas personas, eres tú. Esto no significa que no los puedas tener como modelos para aprender algunas de las habilidades que ellos manejan, pero siempre incorporándolas a tu manera de ser. Si solo estás tratando de hablar cómo lo hacen otras personas estás perdiendo la posibilidad de descubrir otras maneras de hacerlo que residen en ti y que tal vez todavía no conoces. Y créeme, la autenticidad escasea bastante hoy en día, ya que muchas personas hablan desde detrás de una máscara y, a mi modo de ver, solo cuando somos auténticos podemos tocar el alma de los que nos escuchan.
- Estructurar la exposición y el discurso. A una parte de nuestro cerebro le encanta que las cosas cuadren y tengan sentido. Es por ello que es muy importante que tanto la exposición como los discursos tengan un orden, un sentido y una coherencia. Para ello es interesante tener una estructura global de toda la exposición y además poder argumentar tus ideas a través de razones, evidencias y conclusiones. De esta manera conseguirás que tanto tu cerebro lingüístico como el de tu audiencia esté tranquilo y satisfecho.
- Flexibilidad y creatividad. Está bien que tengas un plan, un guión, incluso que te prepares el discurso al detalle. ¡Pero ojo! En la realidad nunca va a pasar lo que pasa dentro de tu cabeza cuando te lo imaginas. Por ello es importante que tengas muy clara la estructura de tu exposición pero que a su vez puedas ser muy flexible y te puedas adaptar creativamente a todo lo que pasa en el momento presente mientras das tu charla. Y la única manera de hacerlo es que en el momento de la exposición sueltes todas las expectativas y películas que hayas construido previamente y estés presente con curiosidad, flexibilidad y creatividad para transmitir tu mensaje teniendo en cuenta todo lo que sí está pasando mientras tú hablas.
- Utilizar tu cuerpo y tu conducta no verbal. Hay una gran diferencia entre pronunciar una palabra y saber transmitir la experiencia sensorial que hay detrás de esa palabra. Los discursos que únicamente se enfocan en el “logos” – la palabra – acaban siendo fríos y aburridos y no generan ningún tipo de emoción.¡Y justamente a las personas nos mueven nuestras emociones!. Así pues, dicho en términos bíblicos, se trata de que “el verbo se haga carne”. ¿Cómo se consigue eso? Conectando con tu cuerpo, sintiendo lo que dices y poniendo la intención en que esa emoción llegue a toda la audiencia. Y esto es algo que no se consigue si ponemos un muro entre nosotros y el público o si sólo hablamos desde nuestra cabeza.
- Conectar con tu audiencia. Aunque solemos pensar que quien tiene la responsabilidad de lo que ocurre durante la charla es la persona que hace su exposición, en realidad todas las personas que están allí presentes están co-creando esa experiencia. Es por ello que más que verlo de una manera unidireccional en la que uno habla y los demás escuchan, es más enriquecedor mirarlo de un modo circular en el que hay un intercambio constante de información entre orador y audiencia. Para poder entregar tu mensaje y recibir la respuesta de tu audiencia es fundamental que se establezca una conexión entre tú y los que te escuchan. Para ello, además de todo lo que te he contado anteriormente sobre ser natural, es interesante mostrar interés en la audiencia e ir teniendo en cuenta qué es lo que les interesa o necesitan para sentir que forman parte de esa exposición. Esto marca la diferencia entre escuchar a alguien que habla “de sus historias” o escuchar a alguien que te está ofreciendo algo valioso para ti.
Fíjate en todas las cosas en las que nos podemos enfocar antes y durante nuestras exposiciones teniendo en cuenta sólo estos 5 puntos que te acabo de exponer. Canalizar nuestra atención y energía en estos aspectos que te he explicado es mucho más útil que pensar en si la charla va a salir bien o mal, si gustará o no gustará, si nos pondremos nerviosos y nos bloquearemos o no…
En mi curso sobre habilidades para hablar en público nos enfocamos en desarrollar habilidades y recursos para aprender a focalizar nuestra atención y energía de una manera constructiva, poniendo el foco en las cosas que sí podemos hacer para sentirnos bien hablando en público y poder transmitir nuestro mensaje de múltiples maneras para que llegue a todo el mundo.
Te dejo aquí el enlace al curso para que le eches un vistazo. Aunque dura solamente un fin de semana te llevas un montón de herramientas que puedes seguir practicando el resto de tu vida.
Como siempre, gracias por leerme.
¡Un abrazo!
Joan Argelich