Puede parecer obvio que para tener una buena comunicación con los demás es importante escucharlos. Sin embargo, mi experiencia es que a menudo no lo hacemos, o por lo menos no lo hacemos con la profundidad con la que lo podemos hacer. En este artículo, el primero de una serie que tratará sobre los errores habituales en la comunicación, descubrirás cómo puedes mejorar tu capacidad de escucha.
Uno de los motivos por los que solemos no escuchar en profundidad a nuestro interlocutor es porque consciente o inconscientemente ya hemos definido nuestro punto de vista y nuestras conclusiones. Cuando esto ocurre, la escucha se convierte en un mero formalismo en el que, en el mejor de los casos, esperamos a que el otro acabe su turno para decir nosotros aquello de lo que estamos convencidos que es cierto. Pero lo que es cierto para nosotros no necesariamente es cierto para los demás, ya que sólo es nuestro punto de vista. Lo vivimos como la verdad pero no es tal cosa, sólo son nuestras percepciones distorsionadas por nuestras creencias.
Escuchar con apertura al otro, en el fondo es un acto de valentía, pues implica dejar de lado momentáneamente nuestras creencias, nuestros valores y nuestra visión del mundo. Es un acto de valentía porque nos salimos de nuestra zona de confort, abandonamos lo que nos da seguridad y lo que nos permite comprender la realidad “a nuestra manera”. Cuando somos capaces de apartar lo que nos es familiar para nosotros, nos abrimos a lo desconocido y esto en general nos da miedo y nos sentimos inseguros.
Sin embargo, cuando lo hacemos, cuando dejamos atrás todo lo que creemos saber, nos adentramos ante un desconocido pero inmenso espacio para el crecimiento. Nos abrimos a nuevas ideas y a otra percepción de la realidad. Y ahí hay un potencial increíble de crecimiento. Esto no significa tener que adoptar las creencias, valores y visión del mundo del otro, sino considerar cómo podemos ampliar nuestra consciencia y modelo del mundo incorporando puntos de vista alternativos.
Además, la otra persona se siente realmente escuchada. Se siente vista, reconocida, y esto genera una conexión natural que va mucho más allá de las típicas técnicas que se enseñan en muchos cursos de comunicación, incluso de coaching. Técnicas que en muchos casos se acaban aplicando de una manera forzada y con el único objetivo de llevar al otro a nuestro terreno.
Para realizar este tipo de escucha profunda se requiere de un estado particular. Un estado de interés en el otro, sin jucio ni pre-jucio, un estado de curiosidad por descubrir cómo es la realidad subjetiva en la que vive nuestro interlocutor. Descubrir qué creencias, valores, ideas y experiencias vitales dan forma a su percepción del mundo. Es una oportunidad única para abrirse a una nueva experiencia que nos permite ir más allá de nuestra propia experiencia personal. Y para ello hay que apartar por unos momentos todas nuestras ideas sobre cómo son o deberían de ser la cosas y abrirse a una información desconocida que puede o no encajar con la que nosotros disponemos.
Para realizar esta escucha profunda podemos escuchar a varios niveles. Voy a poner solamente 4 puntos que para mí son importantes. Esta parte que sigue es un poquito más técnica. Si eres nuevo en esto del crecimiento personal y te parece muy complicado, quédate sólo con la idea general y con lo que tenga sentido para ti para empezar a escuchar de un modo diferente.
- Escuchar el contenido: lo que dice la persona. El tema sobre el que habla y sus puntos de vista, razones, conclusiones y evidencias.
Normalmente estamos pendientes de este nivel, aunque no siempre tenemos la curiosidad y el interés para explorarlo en profundidad. - Escuchar necesidades e intenciones: ir más allá de lo que está diciendo la persona para escuchar cuál es su necesidad o lo que trata de conseguir con lo que nos está contando. Este nivel es más complejo ya que en general se trata de información que está oculta o no se expresa de una manera clara y directa.
- Escuchar la emoción: atender a cómo nos sentimos en el proceso de comunicación. ¿Cómo se siente tu interlocutor en relación al tema del que habla? ¿Cómo se siente en relación a ti? ¿Cómo te sientes tú en relación a ese tema? ¿Cómo tú te sientes en relación a tu interlocutor?
No son tantas las personas que habitualmente conectan con el cuerpo y realizan este tipo de escucha. Normalmente nos es más fácil quedarnos en la cabeza y en lo lingüístico. - Escuchar la relación: prestar atención a qué está pasando entre tú y tu interlocutor mientras os estáis comunicando y también prestar atención a la atmósfera que se está generando a vuestro alrededor. Este nivel nos suele afectar de manera muy inconsciente y por eso le podríamos llamar un nivel de escucha avanzado. Se trata de observar cómo estamos co-creando la relación y el efecto que esto genera en ambos interlocutores y en la propia relación.
Para ejecutar todos estos niveles de escucha se requiere de una muy buena capacidad de meta-posición, es decir, ser capaces de observar lo que está pasando en mi, en el otro y entre los dos, al tiempo que sigo el contenido del mensaje. Se trata de tener consciencia de cómo ambos estamos co-creando ese momento a través de nuestra interacción.
Todo lo anterior es de gran ayuda a la hora de tener información útil para saber cómo enfocar nuestra comunicación. Escuchar con este nivel de apertura y atención puede parecer más difícil de lo que en realidad es. No lo puedes hacer bien ni mal. Solo se trata de abrirse a toda esa información que está ahí disponible y poder captar un poquito más de lo que lo hacemos cuando estamos demasiado anclados a nuestra percepción de la realidad y se nos pasa por alto todo lo demás.
Así pues, te invito a que practiques de vez en cuando el aparcar todas tus certezas y a escuchar con mayor apertura y profundidad. Hacer esto nos permite ampliar nuestra visión del mundo, ser mucho más empáticos y establecer relaciones mucho más conscientes. Casi nada.
CURSOS RELACIONADOS
Trackbacks/Pingbacks