Para finalizar el año os dejo un caso real que refleja la mayoría de ideas desarrolladas en los artículos de la serie «no está ocurriendo«. Además haré algunos apuntes técnicos (palabras en cursiva) para que los iniciados en la PNL y la Hipnosis tengan un ejemplo de cuándo, cómo y para qué utilizar algunas de estas herramientas.

A finales de marzo de este año vino a verme un chico de 17 años que en las 3 semanas anteriores a la sesión había tenido 2 crisis de ansiedad. En la seguridad social le habían recetado ansiolíticos y antidepresivos. El motivo de consulta era que se acercaban los exámenes finales y no se encontraba en condiciones de estudiar ni de ir a clase.

En la primera sesión, más allá de establecer rapport y una buena alianza terapéutica, exploré los motivos por los cuales el chico había aguantado tanta tensión hasta el punto de estallar con las crisis de ansiedad. A grandes rasgos la situación era la siguiente: tenía como meta sacar en todos los exámenes entre un 9 y un 10. Desde que había iniciado Bachillerato esa tarea era más complicada que en la ESO, lo que le generaba mayor estrés y presión. Buena parte de esta presión era por las expectativas que algunos miembros de la familia habían generado en él. Es normal que después de tantos años en esta dinámica detestara estudiar y se estuviera planteando tirar la toalla. La presión era tal que reconoció que la ansiedad podía ser una manera de no presentarse a los exámenes y así evitar el fracaso. Los síntomas, aunque no nos gusten, suelen cumplir una función útil a otro nivel, a veces de manera inconsciente, por lo que no se suele reconocer ni entender.

Hasta el momento las soluciones intentadas sólo habían hecho que empeorar la situación. La medicación del psiquiatra le dejaba «atontado» y eso le impedía estudiar en condiciones.  La psicóloga de la seguridad social le había realizado tests proyectivos y le había pedido una redacción. Esto le hacía poner aún más nervioso ya que no entendía de que manera hacer dibujos y escritos le ayudaría a poder estudiar para los exámenes.

En nuestra charla detecté varios de los procesos mentales que he descrito en los últimos artículos y que podían explicar su estado. Su foco de atención estaba dentro y orientado al futuro con simulaciones mentales negativas asociadas (no poder hacer los exámenes, suspender, no sacar suficiente nota, no dar la talla en la universidad, etc …) que le hacían vivir el presente con estrés, lo que le anulaba los recursos potenciales que podía tener para superar esta etapa de final de Bachillerato y selectividad.

Para acabar esta primera sesión, después de la correspondiente siembra de ideas para la intervención de la siguiente sesión, le dije que se fuera al cine el miércoles, que fuera a jugar al fútbol  y  que saliera con sus amigos, ya nos encargaríamos de mejorar su estrategia de estudio en la próxima sesión.

Dada la inminencia de los exámenes pasaron sólo 5 días hasta la siguiente sesión. Vino con buena actitud. En esta sesión simplemente le demostré como podía estresarse o relajarse sin levantarse del sillón, con un pequeño trance ligero jugando con submodalidades. Le hablé sobre las simulaciones mentales y el efecto de los pensamientos en el cuerpo. Acabando de experimentar eso en sus propias carnes fue mucho más fácil para él entender el siguiente reencuadre que le hice sobre la situación: «La mejor nota posible no es un 10. La mejor nota posible es la nota que vas a sacar si estudias en el mejor estado posible, cosa que ahora no estás haciendo».

Básicamente el chico estudiaba todo lo que podía y no se daba cuenta que eso no era eficiente. La mente necesita descansos después de 90 – 120 minutos de esfuerzo. Él sólo tomaba descansos cuando no podía más. En ese momento tenía la sensación de que no había aprendido nada y empezaba a imaginar que suspendería el examen de turno, con lo cual ya no habría selectividad ni universidad. Esto le hacía sentir fatal, retomaba el estudio en un estado peor y ahí tenemos el bucle que acabó en las dos crisis de ansiedad.

Le hice una pequeña inducción hipnótica a modo de ajuste al futuro sobre lo que tenía que hacer y como tenía que hacerlo, instalando además una serie de anclajes y sugestiones post-hipnóticas. Le prohibí estudiar más de 3 horas para el siguiente examen, con su correspondiente descanso a los 90 minutos en el que haría un ejercicio que le enseñé para desconectar. Se trataba simplemente de un cambio de estado a través de submodalidades. Antes de empezar a estudiar también lo utilizaría para generarse el estado adecuado.

Como yo sabía que para él estudiar 3 horas era muy poco le dije que asumía yo la responsabilidad sobre la nota ante su familia. Entre otras cosas lo hice porque estaba convencido que sacaría más de un 8, la mínima nota que él podía tolerar. Había detectado que el chico tenía muy buenas capacidades para el estudio y tres horas eran suficientes para el temario que tenía. Aunque lo que realmente quería era que tuviera una experiencia en la realidad sobre como podía estudiar poco en un buen estado y sacar una nota parecida a la que sacaba estudiando un montón de días en un mal estado.

Cuando volvió a la siguiente sesión tenía otro aspecto. No se explicaba por qué extraña razón cuando empezó a estudiar estaba tranquilo. La respuesta era simple. No se había puesto presión y no estaba haciendo simulaciones mentales negativas sobre el futuro. Simplemente estaba en el presente aprovechando todas sus capacidades para estudiar tranquilamente 3 horas.

Sacó un 9 en el examen. Hizo el resto de los exámenes finales, sin ansiedad, sin medicación. Sacó un 9,2 de media en Bachillerato.  Y para mí lo más importante, pudiendo hacer vida normal. Antes dejaba de ir a clase, al fútbol y de quedar con sus amigos para poder estudiar. Sacó nota de sobras en selectividad para entrar a la carrera que había elegido y que ahora está cursando. Además entendió como funciona la mente y desarrolló habilidades para utilizarlas en cualquier contexto. Hace poco hablé con él y me preguntó si sabía que salidas podía tomar al acabar la carrera. Lo interesante del comentario es que presupone que va a acabar la carrera. Parece ser que afrontar los exámenes universitarios ya no es una causa de angustia limitante.

Al acabar la sesiones le dije que si quería podíamos explorar a un nivel más profundo que le había llevado a tener esa visión limitante de la realidad que tenía hace unos meses. Ese era un buen momento para hacer eso, no importa si conmigo a base de regresiones o con la psicóloga de la seguridad social con dibujos y redacciones. Hacerlo hace unos meses hubiera sido tan poco eficiente como su antigua estrategia de estudio.

Desarrollando habilidades de gestión de estados se ve el futuro con otros ojos. Aunque a veces sólo es cuestión de parar, relajarse y disfrutar un poco más de la vida para darse cuenta de que es posible hacerlo de un modo distinto.

Mis mejores deseos para el 2015.

Joan Argelich
Psicólogo especializado en Hipnosis y PNL.

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