Hoy te voy a proponer un simple ejercicio que te puede ser muy útil a la hora de tomar conciencia de algunos de tus patrones y emprender acciones para cambiar aquello que no sea de tu agrado. Entendemos por patrón la repetición sistemática de una determinada manera de pensar, hacer y sentir. Los patrones se ponen en marcha en algún momento de tu vida y, en general, tienen un sentido, persiguen algún fin. A veces pueden ser útiles en ese momento de tu vida pero se quedan automatizados – al cerebro le gusta la eficiencia – y los seguimos ejecutando inconscientemente. La manera de tomar conciencia de un patrón es poner atención en la repetición de esa manera de funcionar.

Una manera típica de explorar y trabajar un patrón es haciendo una búsqueda en experiencias del pasado. Lo que te propongo en este artículo es hacerlo día a día, desde el presente con orientación al futuro, el enfoque que solía utilizar Milton Erickson y que también es el enfoque principal de la PNL.

En la sociedad en la que vivimos, sometidos a multitud de estímulos y demandas, resulta difícil para muchas personas encontrar momentos en los que pararse a pensar, analizar y tomar decisiones que te permitan cambiar el rumbo, esto es, cambiar un patrón.

Lo que te propongo es que cada día, cuando te metas en la cama o antes de acostarte, realices el siguiente ejercicio:

1. ¿Qué me ha gustado del día de hoy?

Tómate un tiempo no sólo para pensarlo, sino para sentir y disfrutar de todos esos buenos momentos que has vivido durante el día. Déjate bañar por esas agradables sensaciones. Pon especial atención en lo siguiente:

1.1. ¿Qué he hecho yo para que estas vivencias agradables hayan sido posibles?

Deben ser acciones y pensamientos que dependen de ti, una determinada manera de pensar, hacer y sentir que te ha llevado a tener esas vivencias que te han gustado.

1.2. ¿Qué sucesos ajenos a mi control han facilitado estas vivencias agradables?

Deben ser todas aquellas variables sobre las que no tienes control (p.e: la metereología, el estado de las carreteras, la ausencia de alguien en el trabajo, etc…) o en las que podrías influir aunque en su mayor parte no dependen de ti (p.e: el estado de ánimo de las personas que te rodean).

Para finalizar con esta primera parte toma buena nota de cuáles han sido tus actitudes y tus conductas relacionadas con lo que tu has hecho para vivir esas experiencias que te han gustado. Siéntete agradecido por todas esas cosas que lo han facilitado y no estaban bajo tu control.

2. ¿Qué no me ha gustado del día de hoy?

La estructura de esta segunda parte es muy similar a la de la primera. El objetivo es tomar conciencia de cómo has estado pensando, haciendo y sintiendo. Se trata de aprender de ello y tener una oportunidad de hacerlo distinto en el futuro. Por favor, deja la culpa para la religión.

2.1.  ¿Qué he hecho yo para que esas vivencias desagradables hayan sido posibles?

Una vez más, deben ser acciones y pensamientos que dependen de ti, una determinada manera de pensar, hacer y sentir que te ha llevado a tener esas vivencias que no te han gustado.

2.2. ¿Qué sucesos ajenos a mi control han contribuido a esas vivencias desagradables?

Ya sabes,  todas aquellas variables sobre las que no tienes control  o en las que podrías influir aunque en su mayor parte no dependen de ti. Pueden ser exasperantes, lo sé, pero intentar cambiar lo que no se puede cambiar, sólo suele llevar a un estado de frustración.

3. ¿Qué podría haber hecho distinto en relación a lo que no me ha gustado?

Una vez recopilada toda esa información llega el momento de generar nuevas maneras de pensar, hacer y sentir para hacerlo distinto las próximas veces.

3.1. ¿Qué actitudes y conductas que no llevé a cabo me podrían haber permitido vivir esas experiencias que no me han gustado de una manera más satisfactoria?

Ejemplo: me he pasado una hora intentando convencer a un compañero de algo, nos hemos discutido, no me ha dado tiempo de comer… La próxima vez como primero y después le expreso mi punto de vista lo mejor que sé y dejo que él haga lo mismo.

3.2. ¿Podría haber hecho algo en relación a las variables que no están bajo mi control?

Ejemplo: estaba lloviendo y he llegado al trabajo empapado, podría haber mirado la predicción meteorológica antes de salir de casa.

4. Muéstrale a tu cerebro lo que quieres para el futuro.

Darle vueltas a las cosas que han ido mal y no se pueden cambiar  lo que hace es recordarle a tu mente que debe tener eso muy presente. Y lo que tenemos presente es lo que tenemos más inmediatamente disponible a la hora de hacer y reaccionar en nuestro día a día.

Es mucho más útil que le muestres a tu cerebro aquello que quieres. Llegados a este punto se trata que imagines como el día, semana o mes siguiente vas a estar funcionando de un modo distinto. Y para construir este nuevo modelo puedes coger toda la información del análisis que has realizado en los tres primeros puntos.

4.1. Te sugiero que primero vuelvas a revisar todo lo que te ha gustado de tu día y entres en contacto con esas sensaciones que te hacen saber que eso ha estado bien para ti.

4.2. Ahora empieza a proyectarte en el futuro pensando, haciendo y sintiendo aquello que has decidido que quieres hacer distinto en aquellas situaciones que no te han gustado. Viendo todo lo que ocurre, escuchando los sonidos y sintiendo sensaciones agradables fruto de estar haciéndolo distinto.

Si repites este ejercicio de una manera sistemática le estarás enseñando a tu cerebro un patrón maravilloso: disfrutar de lo bueno de tu vida y reaccionar a las adversidades de una manera constructiva. Y eso te convertirá en una persona más flexible que disfruta más de la vida.

Recuerda: sea cual sea tu pasado…¡Siempre vas a tener un nuevo futuro!

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